CONCLUSIONES GENERALES

Pese a las libertades que en unas civilizaciones se dan y en otras son más restringidas, lo que tienen en común estas cuatro sociedades es que el amparo formal de la figura masculina siempre estará presente.

La función más importante de la Mujer acudiendo nuevamente a una mirada general de las cuatro culturas, guardando las proporciones claro está que exigen las diferencias existentes, es sin duda alguna la capacidad de la Mujer de otorgarle vida a otros seres humanos que trae consigo además una mirada especial hacia ella que la vincula con las relaciones más estrechas dadas entre el mundo de lo terrenal y el mundo de las divinidades y de lo supraterrenal.

Por otro lado, aún cuando el margen de acción de la Mujer es restringido tal como sucede en Grecia, en donde ella se encuentra situada en la escala social más baja, aún un por debajo de los esclavos, su cuidado es fundamental ya sea en virtud de mantener la legitimidad de los hijos o bien sea por la prolongación de la expectativa de vida que no puede ser larga dado que la mayor parte del tiempo, está dedicada a tener hijos en unas condiciones enormes de riesgo; simplemente, pensemos en nuestro tiempo, un sin número de dificultades se dan durante las distintas etapas que conlleva el embarazo, estas dificultades se tornan abismalmente agudas si las pensamos milenios atrás.

Por otro lado, el ideal de Mujer en cada uno de los casos, tiene como rasgo característico común que era ella quien desempeñaba el rol de madre tanto desde la fertilidad como desde la crianza de sus hijos específicamente, el cuidado del hogar y en general su permanencia en el estado que se le había asignado ya fuera según el modelo mesopotámico de Isthar, el Maat egipcio cuyo complemento femenino estaba representado en la figura de Isis, en Grecia el modelo a seguir estaba dado por Hera y en Roma por la diosa Vesta (su equivalente griega es Hestia), todas ellas, portadoras de virtudes relacionadas con el amor maternal, la abnegación y la permanencia en el hogar junto al trabajo en los quehaceres propios de éste, pero igualmente las mujeres tenían un alto grado de voluntad en su obrar y de influencia en las vidas de sus allegados (1).

El hecho de que exista demasiada regulación sobre las actividades femeninas, denota además de la intención de dominio que se quiera tener sobre ellas un temor respecto de sus acciones, lo cual significa que ellas aunque no se les reconociese en muchas ocasiones de manera oficial esa capacidad de hacer efectivas sus opiniones y sus decisiones, claramente su criterio tenía incidencia en la vida social.

En conclusión, varios factores en constante choque logran desenvolverse en la sociedad en la que está inmersa la Mujer de la antigüedad, primero el que se presenta entre su cuidado pero al mismo tiempo sus restricciones; segundo el hecho de verla supeditada al poder masculino pero por otro, el hecho de reconocérsele una cercanía más estrecha con los dioses, más poderosos aún que los hombres; y por último, la constante dicotomía entre el enorme sacrificio que significaba para ellas estar la mayor parte de sus vidas en estado de embarazo y sus consecuentes efectos (esto si se lograba correr con la suficiente suerte de no morir durante el primer intento de dar a luz), y ejercer funciones de otra índole como políticas, administrativas, religiosas e incluso militares si se tenía la oportunidad. Todo parece indicar que la balanza se inclina más hacía el primer eje ya que la presencia de la presión social y la concepción de la sociedad de manera orgánica en donde el individuo sólo hacía parte del engranaje del desarrollo de la misma es la piedra angular en la antigüedad y por lo tanto hombres y mujeres abogan más por el primer modelo de mujer, no obstante es Egipto un ejemplo de una ruptura, valga aclarar, moderada, de este esquema, ya que las características de su organización social en general dan como individuos dominantes a los hombres, sin embargo la presencia de factores como la transmisión del trono por parte de la Mujer al igual que el desempeño de funciones estatales, religiosas y militares hacen de esta civilización una caso especial en materia del papel que representó la Mujer.

(1) Estas cualidades pueden verse adoptadas por la construcción por parte del cristianismo de la figura de María, la madre de Jesús.