Debía ser un modelo de principios: fidelidad, honestidad, respeto hacia su esposo, laboriosidad, etc. Siempre identificada como objeto de deseo la mujer griega edificaba el ideal conductual que era exaltada con la prudencia, la fidelidad entre otras (1). Como se logra ver en el párrafo anterior, la idea de la mujer griega permea de una manera importante la construcción de la mujer romana pues son ideales que perduran a lo largo del tiempo, pues si bien hay mujeres que tienen un papel de “prostitución” además no era mal visto dentro del marco griego, en el romano eran mal vistas pero aún así estaban ahí, laborando y libertadas, pero dentro de los dos pensamientos puede que hayan mujeres especializadas en el placer, pero es necesario tener una casa en el sentido social que contenga en ella una mujer virtuosa.

Aunque la mujer seguía siendo considerada como una pieza política que se ponía donde más conviniera, fue adquiriendo más libertades, como es el caso del matrimonio sine manus en el cual la mujer si abandonaba su hogar durante tres días, antes de cumplir el primer año de casada, quedaba libre para rehacer su vida con alguien más.

Mientras un sector de las mujeres griegas concubinas, que a diferencia de las mujeres casadas, tenían una formación especial para complacer a los hombres y su posición dentro de la sociedad era de independencia frente al hombre, gracias a ellos lograban esta libertad, ya que era a través de lo que pagaban podían gozar de dicha libertad, de todas formas no está muy claro si estas mujeres eran extranjeras, este motivo podría hallar la razón de por qué esta práctica no era mal vista. Las bailarinas romanas de los misterios, se consideraban perjudiciales pues no tenían moral alguna, es decir vivían en el libertinaje; y finalmente en el último escalafón social de derechos y privilegios, estaban las prostitutas que representaban la doble moral de los romanos pues eran rechazadas pero a la vez eran muy necesarias para la sociedad, es decir, eran personas libres pero no tenían los mismos derechos, como había expuesto anteriormente si bien eran mal vistas hacen parte de la sociedad, pues son un método de placer del hombre y nunca saldrán de la sociedad por esa razón.

Las sacerdotisas romanas o vestales de clase alta llegaban al templo a los seis años, y debían permanecer vírgenes durante 30 años cuidando la llama del Estado y conservando las buenas costumbres. Ellas tenían más libertad que el resto de las mujeres y gozaban de una mayor reputación pues la castidad femenina se asociaba a la bonanza del Estado. Al igual que el caso más común que es el Oráculo de Delfos, donde la sibila moraba gozando de una libertad otorgada por el mismo templo, es así que ella se mantiene en ese lugar al estilo de una vestal.
(1) Martinez, A. (1998) "La mujer en los epigramas cretenses de época imperial", en Actas del IX Congreso Español de Estudios Clásicos