La importancia de la Señora del Palacio no sólo radicaba por ser la fuente por donde se transmitía la sangre real, sino también por ser la heredera del faraón, esto le permitió tener privilegios jurídicos y salvaguardar su herencia a través del incesto. “De este modo, el faraón, sea quien sea, se convertirá por medio de su madre, a la que eligió el dios, en el heredero del demiurgo” (7). Esto demuestra claramente, que en comparación con la élite mesopotámica, la reina egipcia no sólo era considerada una divinidad, sino también un sujeto fundamental en la política del reino. La madre del faraón representaba un papel importantísimo, ya que ejercía una fuerte influencia sobre su hijo y porque después de la muerte de su padre, ella se encargaría de la regencia mientras su hijo crecía. En pocas palabras, las mujeres de la familia real, desempeñaban una labor esencial tanto en la cultura del palacio como en la política del reino, ya que influenciaban las decisiones del faraón.

Pero es fundamental recordar que la función de la mujer en la antigüedad era netamente reproductiva, sólo las pertenecientes a la élite desempeñaban otras funciones aparte de ser madres. Tanto las campesinas mesopotámicas como las egipcias debían de trabajar bajo los parámetros masculinos, sin olvidar, que aquellas mujeres fueron fundamentales en el control económico de sus respectivas casas. Antes de finalizar el artículo sobre las mujeres en la antigüedad, es importante resaltar el carácter colectivo de las sociedades, es decir, que las relaciones que se construían cobraban sentido no con el individuo, sino que remitían a la comunidad, donde se intercambiaban vínculos y se fabricaban lazos sociales basados en pasiones comunes, como el hambre o la colectivización del placer.

En pocas palabras, las mujeres tanto de la élite como las campesinas eran bienes colectivos cuyo fin principal era mantener la raza humana, aunque innegablemente, participaron en diferentes aspectos cotidianos como en la política y en la economía, las mujeres eran concebidas y vistas como sujetos pasivos que necesitaban de la asistencia de los hombres para mantener su papel dentro de la sociedad.

Conclusiones

Como se dijo anteriormente y sin ser repetitivos, las mujeres fueron pensadas como sujetos pasivos creados para procrear, pero gracias a las distintas fuentes tanto iconográficas como textuales, nos hemos podido dar cuenta, que las mujeres jugaron un papel importantísimo dentro de sus comunidades. En comparación con las mujeres mesopotámicas, representadas jurídicamente por sus padres y esposos, las mujeres egipcias disfrutaron de autonomía jurídica y económica, que les permitió mantener una equivalencia al del hombre y realizar actividades tradicionalmente masculinas. Sin embargo, es importante resaltar que Egipto no era una sociedad matriarcal, ya que prevalecía la voluntad y obediencia al hombre.

En cuanto al ámbito religioso orgánicamente ligado al sexual, es necesario destacar que tanto en Egipto como en Mesopotamia, las mujeres jugaron un trascendental papel, ya que crearon nuevas espacios para la socialización y la colectivización del cuerpo. En pocas palabras, los escenarios creados por estas mujeres, permitieron implantar un cuerpo colectivo basado en el placer sexual con fines religiosos, que llegó a mantener un equilibrio armonioso dentro de la sociedad. Los hombres eran iniciados por estas mujeres en la vida colectiva, donde la cultura y la socialización eran los fines inconscientes a alcanzar.

Por otro lado, es importante destacar el papel socio-político que jugó la mujer dentro de aquellas comunidades. En Egipto, las mujeres, en especial las pertenecientes a la Casa Real, podían desempeñar trabajos burocráticos y militares de gran categoría. Aunque su “verdadera” función era ser madres con excepción de las sacerdotisas, las mujeres egipcias de la elite jugaron un papel valioso dentro de la política de las dinastías además de ser las portadoras de la cultura y de las artes menores. En cuanto a las mujeres de la elite mesopotámica, se puede indicar, que éstas aunque trabajaban como comerciantes y dentro del gobierno, no desempeñaron el mismo papel que las mujeres egipcias, más bien se podría decir que fue un tanto menor su participación.

En pocas palabras, creemos que el valor de la mujer tanto egipcia como mesopotámica no radicaba en su función política o religiosa, más bien residía en su función reproductiva. Aunque no queremos desestimar su papel dentro del ámbito político, económico y religioso, es importante destacar que en aquellos tiempos la importancia de la vida y de la continuidad, pasaba a manos de la mujer. Gracias al trabajo comparativo, pudimos darnos cuenta, que existieron valiosas diferencias en cuanto al trato que recibió la mujer en la antigüedad. Mientras que en Egipto, la mujer disfrutaba de cierta autonomía, la mujer en Mesopotamia tenía que vivir bajo la representación de su padre o esposo, además es importante destacar, que la religión y la cultura se enriquecieron por los aportes que proporcionaron las mujeres.

Gracias a la visión que tuvo Egipto sobre la mujer, creemos que la utilización y la función de la misma dentro de su comunidad, aportó al crecimiento y desarrollo de la civilización. La mujer independiente y dignificada puedo realizar más contribuciones a su comunidad que una mujer sometida por un régimen patriarcal. En conclusión, podemos decir, que la mujer egipcia pudo ayudar más al crecimiento de su sociedad que la mujer mesopotámica, por el simple hecho, de disfrutar una cierta autonomía económica.

Creemos que aunque la mujer en aquellos tiempos era considerada un sujeto pasivo, las mujeres conscientemente sabían de su importancia dentro de la comunidad, ya que participaron en la economía familiar, en la política, en la religión, en las artes y sobre todo crearon nuevos espacios para la colectivización del saber y la socialización del cuerpo, bases fundamentales para la formación de una comunidad. En pocas palabras, el papel de las mujeres en la antigüedad residía en su vientre y en su capacidad de sobrevivir bajo un mundo masculino.